19 de junio de 2010

Viajar por viajar

Hablando con mi primo me he acordado de cuando estuvimos en Barcelona, después mi mente se ha ido al aeropuerto y justo después he empezado a recordar también el viaje de Madrid (hay que ver lo que hace estudiar :P). Advierto post to' feo y largo pa los que no estuvieron en alguno de estos dos viajes.



Dos veranos consecutivos nos embarcamos en la aventura de conocer las dos ciudades más importantes de España (véase la 'capi' y la otra) y convertirnos así, en individuos mucho más realizados, en cuanto a cultura turística hablando. ¡Y qué viajes! ¡cuántos recuerdos! aquí voy a contar alguno de esos momentos para que a los que estuvimos nos salga una sonrisilla y a los que no estuvieron que sepan lo que se perdieron.

Voy a decir tres palabras y automáticamente ya os vais a saber las historias de memoria pero las voy a contar igual: pizza, puerta y aeropuerto.



Barcelona, empezamos por el final, la noche en el aeropuerto. Eran los albores de los vuelos de bajo coste y clickair (low cost de iberia) era de esos a los que tan acostumbrados Ryanair ahora que salía a las 7 de la mañana así que decidimos no reservar noche de hotel y pasar la noche en el aeropuerto. La noche fue apoteósica jugando a furor y a las cartas durante horas, carreras con los carritos de las maletas (trollers) además de la que siempre será la frase del viaje "¡vamos pijo!".

Horas antes de llegar al aeropuerto paseando por Barcelona a las 14:00 de la tarde fuimos a un Tele-pizza a comer algo entre los 5 así que entre 3 ingenieros, un matemático y un óptico (pero muy muy inteligente) decidimos que lo más correcto eran dos 2x2 de familiares (dos barbacoa y dos 4 quesos), ¡tanta matemática pa' mierda!. En nuestra defensa diré que el que más estaba empezando la carrera ¿no?



Evidentemente el atracón de pizza es brutal y aun así. nos sobran dos porciones (de la familiar) para CADA uno y a mi me enseñó mi papá que la comida no se tira, así que ahí nos podías ver a los 5, cada uno con su cajita de individual con sus dos respectivas porciones de pizza visitando museos por Barcelona, mirando como se descojonaban las señoritas de los roperos, ¡qué grandes momentos! Siempre que quedará el recuerdo de llegar a las 23:00 al aeropuerto abrir esa caja, mirar a María, mirar al pans y decir algo así como... ¡yo no tengo necesidad de esto coño!

Y por último un recuerdo, de todas las cosas que se pueden recordar de Madrid, una puerta. En la primera planta del Hotel Asturias donde un foco iluminaba un hotel de 9 plantas y se situaba estratégicamente entre la habitación de mi primo y la mía (obvio el resto de nombres por comodidad :P) y claro, hablar por el balcón era como hablar en la playa a las 3 de la tarde boca arriba con el sol mucho más cerca de lo común xD. Intentando tapar el foco sin que saliera ardiendo el edificio pensamos en una sábana, automáticamente descartada por los motivos anteriormente expuestos, y en mis cavilaciones saqué la puerta del armario y la atravesé.... ¡misión cumplida! ¡ya podemos hablar e incluso, hasta jugar a las cartas!




Gracias chicos porque esas ciudades para mí tienen ese regustillo especial de haber disfrutado en ellas... y mucho.

3 comentarios:

Maria Gil dijo...

Que recuerdos!!!
Deberiamos retomar la tradición, ademas aun nos quedan muchos sitios donde ir!!!
Muchos besos
Maria

José David dijo...

¡¡Yo estoy con María!! Echo de menos este tipo de viajes jejeje. ¡Qué grande lo de la puerta xDDD!

Paco dijo...

miguelo y su fiebre actualizadora... jejeje