28 de septiembre de 2011

Mi yo religioso I

Hoy he recibido una lección. He estado en la misa de voluntarios de la Almudena y he ido, como al resto de la JMJ, solo. No esperaba nada especial, ni conocer gente nueva, pero me he encontrado algo maravilloso.
Puesto que iba solo (por cierto, ¡evangelio entero cantado!) me puse muy cerquita del altar un poco a la derecha, sitio en el que no me hubiera puesto yendo con más gente ya que abultaríamos demasiado y ya había gente.



Para mi sorpresa tenía a mi derecha un reservado para sordomudos, donde había un traductor (varios en realidad, la de la foto es una chica) permanentemente traduciendo la misa para algunos sordos, porque sí amigos, ¡había voluntarios sordos en la JMJ!

Lo demás es una misa oficiada por el Cardenal Rouco, al que escasamente le saco dos frase de la homilía, hablándonos del Evangelio (las bodas de Canaá), remarcando frases como esta: "ha sido un gran acontecimiento de la Gracia". Esta es la frase que resalta por encima del resto este señor, para dirigirse a los jóvenes voluntarios de Madrid, para resumir toda la JMJ.

Supongo que sin un hombre tan firme en su Fe, tan comedido en su discurso, no se habría repetido la sede española tan poco tiempo después. He de suponer que gracias a él hemos disfrutado de una JMJ en Madrid con todo lo que ello ha supuesto, y he de agradecerle que, a nivel personal, me haya facilitado (haciéndola en España) el que yo pudiera ser voluntario.



Toda esta parrafada la estoy escribiendo durante la homilía y, curiosamente, agradece al Papa que las jornadas se hayan celebrado en Madrid.

Otra cosa que me llevo de esta misa es un trocito más del espectacular coro que me trae recuerdos innumerables de mis intensísimos días aquí. Con, entre otros, el Padre Nuestro en latín y cantado; o el "nada te turbe" durante 15 minutos de reloj.

Me niego a dejarlo

Hace un rato leía el blog de una de mis compañeras de piso y me he dicho a mi mismo: ¡Basta! Me pongo otra vez a escribir. Me niego a pensar que después de un tiempo sin escribir se pierda la capacidad. Se pierde soltura, se pierde hábito, pero se refuerzan las ganas y el entusiasmo.

Voy a dedicarme a hacer minidiarios de mis yos; y me explico. Hay muchos tipos de Miguel en Madrid, el estudiante aplicado, cosas de acabar de empezar supongo; el fiestero indomable, curtido en los mejores garitos de Granada y Milan; el compañero de piso, con 9 compañeros más, sin contar las visitas; el católico, apuntado a un grupo de pre-evangelización desde el día 2 en Madrid; etc...

Así que mis artículos no los voy a plantear rollo cuentapenas sino más bien dispuesto a hacer vivir a los que me leen (tampoco son tantos), las peripecias que me puedan suceder.

Ahora sólo me toca ponerme de verdad y escribir con frecuencia.

Despídome desde Madrid