28 de febrero de 2008

RATONCITO PÉREZ

Cuento del Ratoncito Pérez
Pepito Pérez era un pequeño ratoncito de ciudad. Vivía con su familia en un agujerito de la pared de un edificio. El agujero no era muy grande pero era muy cómodo, y allí no les faltaba la comida. Vivían junto a una panadería, por las noches él y su padre iban a coger harina y todo lo que encontraban para comer. Un día Pepito escuchó un gran alboroto en el piso de arriba. Y como ratón curioso que era trepó y trepó por las cañerías hasta llegar a la primera planta. Allí vió un montón de aparatos, sillones, flores, cuadros..., parecía que alguien se iba a instalar allí.

Al día siguiente Pepito volvió a subir a ver qué era todo aquello, y descubrió algo que le gustó muchísimo. En el piso de arriba habían puesto una clínica dental. A partir de entonces todos los días subía a mirar todo lo que hacía el doctor José Mª. Miraba y aprendía, volvía a mirar y apuntaba todo lo que podía en una pequeña libreta de cartón. Después practicaba con su familia lo que sabía. A su madre le limpió muy bien los dientes, a su hermanita le curó un dolor de muelas con un poquito de medicina... Y así fue como el ratoncito Pérez se fue haciendo famoso. Venían ratones de todas partes para que los curara. Ratones de campo con una bolsita llena de comida para él, ratones de ciudad con sombrero y bastón, ratones pequeños, grandes, gordos, flacos... Todos querían que el ratoncito Pérez les arreglara la boca.

Pero entonces empezaron a venir ratones ancianos con un problema más grande. No tenían dientes y querían comer turrón, nueces, almendras, y todo lo que no podían comer desde que eran jóvenes. El ratoncito Pérez pensó y pensó cómo podía ayudar a estos ratones que confiaban en él. Y, como casi siempre que tenía una duda, subió a la clínica dental a mirar. Allí vió cómo el doctor José Mª le ponía unos dientes estupendos a un anciano. Esos dientes no eran de personas, los hacían en una gran fábrica para los dentistas. Pero esos dientes, eran enormes y no le servían a él para nada. Entonces, cuando ya se iba a ir a su casa sin encontrar la solución, apareció en la clínica un niño con su mamá. El niño quería que el doctor le quitara un diente de leche para que le saliera rápido el diente fuerte y grande. El doctor se lo quitó y se lo dió de recuerdo. El ratoncito Pérez encontró la solución: "Iré a la casa de ese niño y le compraré el diente", pensó. Lo siguió por toda la ciudad y cuando por fin llegó a la casa, se encontró con un enorme gato y no pudo entrar. El ratoncito Pérez se esperó a que todos se durmieran y entonces entró a la habitación del niño. El niño se había dormido mirando y mirando su diente, y lo había puesto debajo de su almohada. Al pobre ratoncito Pérez le costó mucho encontrar el diente, pero al fin lo encontró y le dejó al niño un bonito regalo.

A la mañana siguiente el niño vió el regalo y se puso contentísimo y se lo contó a todos sus amigos del colegio. Y a partir de ese día, todos los niños dejan sus dientes de leche debajo de la almohada. Y el ratoncito Pérez los recoge y les deja a cambio un bonito regalo. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
FIN

19 de febrero de 2008

AMAR

Señor,
¿por qué me has dicho que amara
a todos los seres, mis hermanos?
Señor, me hacen daño;
abruman e invaden mi vida.
Cuanto más se acercan,
más empujan la puerta
y cuanto más se abre la puerta…

Ah, Señor, mi puerta está abierta
de par en par.
¡No puedo más!
Esta ya no es mi vida.
Ya no hay sitio para mí en mi casa.

No temas nada, -dice Dios-,
lo has ganado todo.
Porque mientras todos ésos
entraban en tu casa
yo, tu Padre, yo, tu Dios,
me he escurrido entre ellos.

11 de febrero de 2008

PROGRAMA PARA CUARESMA

No el poder, sino la humildad.
No la burla, sino el humor.
No el racionalismo, sino el Misterio.
No la introspección, sino la contemplación.
No la riqueza, sino la pobreza.
No el purismo, sino la inocencia.
No el «mal menor», sino la justicia.
No el «bien común», sino el «bien de todos».
No la interpretación, sino la Palabra.
No la «prudencia», sino la caridad.
No el abuso de bienes, sino el uso de bienes.
No la agitación, sino el silencio,
No la picardía, sino la simplicidad.
No el fanatismo, sino la fe.
No la opresión, sino la libertad.
No el Hombre, sino el hombre.
No dios, sino Dios.
No la letra, sino el espíritu.
No el primer lugar, sino el último.
No el egocentrismo, sino el humanismo.
No la instalación, sino la persecución.
No la institución, sino el Espíritu.
No una Iglesia instalada en el mundo, sino perseguida.
No el absurdo, sino el Misterio.
No la separación, sino la comunicación.
No mi voluntad, sino la voluntad del Padre.
No el refinamiento, sino el pan.
No la contemplación de uno mismo, sino el olvido.
No la autosuficiencia, sino la colaboración.
No el acomodo en la verdad, sino buscar la Verdad.
No la fuerza del rico, sino la debilidad del pobre.
No la evasión, sino la participación.
No el individualismo, sino la comunión.
No el Mal, sino el Bien.
No el Príncipe de este mundo, sino el Creador.
No la casuística, sino la Parábola.
No el desprecio, sino la compasión.
No «Mi Iglesia» , sino Nuestra Iglesia.
No la huida, sino la presencia.
No la publicidad, sino el testimonio.
No el molde, sino la levadura.

1 de febrero de 2008

COMODIDAD (cortesía de María)

Un día un hombre sabio y piadoso clamó al cielo por una respuesta. El hombre encabezaba un grupo de misioneros que oraban por la paz del mundo.

-"¿Cuál es la clave Señor para que el mundo viva en armonía?" Era su pregunta.

Entonces un día los cielos se abrieron y le dijo Dios- "Comodidad"

Todos los misioneros se miraban entre sí, sorprendidos, y a la vez extrañados de escuchar esa palabra en la propia voz de Dios.

El hombre sabio y piadoso pregunto de nuevo:

"¿Comodidad Señor? ".

Y El le respondió: "La clave para un mundo pleno es:

Como dí, dad".
Es decir: Así como dí, dad vosotros a vuestro prójimo.
Como dí, dad Fé.
Como dí, dad esperanza.
Como dí, dad amor.
Como di, dad sin límites.
Sin pensar en nada mas que dar.
Dad vosotros al mundo, y el mundo será un paraíso.
Esa es la clave: COMO DÍ, DAD.
Si alguna vez no te dan la sonrisa esperada, sé generoso y da la tuya.
Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa, como aquel que no sabe sonreír a los demás."
NO PERMITAS QUE TU LUZ DEJE DE BRILLAR!!