7 de febrero de 2014

Un Cristiano diferente, un Cristiano mejor...

No sé si esto se habrá escrito antes, o si tan siquiera si tiene sentido fuera de mi cabeza, pero voy a intentar explicar las fases, o mejor dicho, la montaña que supone SER Cristiano, que no tiene nada que ver con decirle a nuestros compañeros de clase cuando hacen chistes inapropiados sobre los sacerdotes (por poner un ejemplo), que se callen, algo importante pero insuficiente.


Ir seis o siete veces a misa al año y asistir a tres convivencias tampoco te hace Cristiano por arte de magia, aunque es importantísimo tener Comunidad, alimentarla, y aprovechar cada minuto que puede unirte un poco más a ellos. No quiero que me malentendáis ni consideréis esto un ataque concreto a alguien en particular, todo lo que comento es mi forma de ver las cosas.

Como siempre hablo desde mi experiencia personal, de como me siento en este momento concreto y, probablemente, cuando lo lea dentro de unos años, veré que me quedé corto pero lo voy a describir lo mejor posible.



Hay miles de pasos/escalones que subir para poder terminar llamándote Cristiano, que si además dejamos de intentar subirlos tendemos a descender por la mera fuerza de la gravedad, pero hay dos grandes saltos que por suerte no se tiene que hacer del tirón, pueden hacerse poco a poco, pero se TIENEN que hacer sí o sí. No tiene que ser en un orden concreto pero el primero pienso que es decir que eres Cristiano, contárselo a tus amigos, a tu familia, a la gente que acabas de conocer y a los que no conoces de nada, a TODO el mundo; y esto lo haces diciéndolo, por supuesto, pero también lo haces demostrándolo, saludando, sonriendo, ayudando, etc... el Cristiano tiene que amar más y ayudar más. Puede parecernos un paso relativamente fácil, pero hacer esto las 24 horas del día los siete días de la semana es de las cosas más difíciles a las que enfrentarse como Cristiano.

El segundo paso, es segundo escalón, y en el que creo que me encuentro ahora mismo, pero que se me está convirtiendo poco a poco en un Himalaya, es la relación con Jesús como un amigo. Es una relación directa en la que hablo y escucho, en la que me enfado y me divierto y que abandono y olvido con frecuencia, pero una relación que disfruto de cada segundo en el que estoy inmerso en ella. Una relación que me da fuerzas para tirar pa'lante en el día a día y que me permite ser mejor persona pensando cada día un poco más en los demás.


Estás dos cosas, son para mí las más importantes para poder llamarte Cristiano, sabiendo que no son las únicas, ya que sin ir a Misa o sin compartir tu Fe en comunidad, tampoco hay mucho que hacer... Nadie dijo que fuera fácil, de hecho en la Biblia dice exactamente lo contrario, que de fácil no tiene nada.

Ser Cristiano supone un Sacrificio constante, un cambio radical en nuestras vidas... Un cambio radical en MI vida.