19 de febrero de 2008

AMAR

Señor,
¿por qué me has dicho que amara
a todos los seres, mis hermanos?
Señor, me hacen daño;
abruman e invaden mi vida.
Cuanto más se acercan,
más empujan la puerta
y cuanto más se abre la puerta…

Ah, Señor, mi puerta está abierta
de par en par.
¡No puedo más!
Esta ya no es mi vida.
Ya no hay sitio para mí en mi casa.

No temas nada, -dice Dios-,
lo has ganado todo.
Porque mientras todos ésos
entraban en tu casa
yo, tu Padre, yo, tu Dios,
me he escurrido entre ellos.

No hay comentarios: