19 de diciembre de 2007

La Voz Que Calma

Llévame al desierto
y susúrrame, en el silencio,
tu palabra.

Condúceme por la ciudad
y grítame, entre el tráfico y el barullo,
tu palabra.

Dirígeme por tus caminos
y dime, quedamente,
tu palabra.

Llévame por valles y montañas
y repíteme, con eco y fuerza,
tu palabra.

Guíame a la periferia de siempre
y enséñame, con paciencia,
tu palabra.

Álzame por encima de mis problemas
y desvélame, con gracia y ternura,
tu palabra.

Lánzame al agua
y hazme beber, serenamente,
tu palabra.

Transpórtame a cualquier oasis
y refléjame, claramente,
tu palabra.

Déjame en el corazón de las personas
y espera, Señor, que crezca en mí
tu palabra.

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